Magnifica mi alma al Señor
y mi espíritu se regocija en Dios,
mi Salvador, porque ha puesto sus miras
en la humilde sierva suya.
He aquí que por esto mismo
me tendrán por dichosa todas las generaciones,
pues han obrado en mí cosas grandes.
El que es Todopoderoso
y su nombre es santo
y su misericordia se extiende
de generación en generación
a todos cuantos le temen.
Extendió el brazo de su poder
(Esta es la oración de protección de los primeros siglos de la Iglesia.
y ahuyentó a los soberbios de corazón,
desposeyó a los poderosos.
Elevó a los humildes.
A los necesitados los llenó de bienes,
y a los ricos dejó sin cosa alguna.
obrando su misericordia
así como se lo había prometido
al padre Abraham y a todas sus generaciones
por los siglos delos siglos.
Amén.
(Esta es la oración de protección de los primeros siglos de la Iglesia.
Los fieles de corazón recto y sencillo han tenido gran fe en esta santa oración, admitiendo como cierto que, usada diariamente de rodillas con fe, veneración, constancia y perseverancia; y traída al cuello, recitándola en el momento del peligro, libra de toda calamidad y daño, y desvanece la acechanza y perfidia de los inicuos y la maldad de los impíos).
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