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QUIROMANCIA: LA BUENAVENTURA EN TU MANO


"Decir la buenaventura" es una frase popular que capta, elementalmente, el oficio de un quiromántico.
 
Elementalmente, porque la interpretación de una mano no expresa solamente las posibilidades de bienaventuranza en la vida de un individuo. La quiromancia es una de las mancias más complejas y de más difícil interpretación pues el vehículo de interpretación es la propia mano humana y ¿hay algo más cambiante que el ser humano? Los quirománticos saben muy bien la respuesta, saben que el hombre es tan disímil y extraño incluso para sí mismo hasta el punto de que su mano derecha no es igual a su mano izquierda, que aunque parezca que las líneas de ambas manos se repitan, no es así, y que inclusive las líneas de la mano derecha evolucionan, cambian, desaparecen sus principales signos, mientras que los rasgos de la mano izquierda permanecen inalterables.




La quiromancia estudia, pues, el destino de un hombre a través de sus manos. Interpreta, analiza y conjuga todos los signos y elementos para formalizar un augurio. Tiene en su haber, como todas las mancias, el aporte incalculable de las ciencias ocultas y está muy entremezclada en su interpretación, con la astrología.
 
La quirología es más modesta en sus pretensiones. Al menos trata de ser a la quiromancia lo que la astronomía es a la astrología. Pero para lograr esto tendrá aún que recorrer un largo camino de depuraciones, quitarse poco a poco, cuando pueda prescindir de ello, toda la carga hermética que posee la "ciencia de la mano". La quirología centra su estudio, pues, en el aspecto anatómico de la mano, su forma, sus rasgos, sus protuberancias, sus líneas, etc., y actuando a base de innumerables observaciones comparativas, formula correlaciones y generalidades con respecto al temperamento, predisposiciones y carácter del hombre, sin pretender, al menos teóricamente y por principio, una predicción mágica. Pero no lo consigue totalmente, se desliza inevitablemente: todavía tiene un mismo lenguaje para expresarse y unos mismos arquetipos inconsciente de manejar.

Otra rama del estudio de la mano es la llamada quirognomía, que estudia las tendencias humanas a partir de sus manos.

Generalmente los grandes clínicos saben reconocer síntomas patológicos en un individuo echándole un certero vistazo a sus manos. Hay médicos interesados actualmente en las manos como fuentes portadoras de signos que evidencian la presencia de ciertos trastornos orgánicos y sobre todo centran su observación en ciertas líneas imperceptibles que apenas pueden verse (y que no son las mismas que estudia la quiromancia) y que pueden demostrar la presencia de tendencias hereditarias de algunas enfermedades.

La quiromancia parte, pues, de una serie de tipologías, cuya presencia determina ciertas constantes del temperamento, la personalidad y las tendencias del individuo. Partiendo de esta premisa, se efectúan las diferentes predicciones.

En la quiromancia todo cuenta, la mano se entiende desde las uñas hasta la porción donde enlaza con el antebrazo.

Sin embargo, independientemente de que en términos generales se consideren las uñas como parte integrante del conjunto de la mano a efectos de la quiromancia, hay otro sistema adivinatorio llamado Onicomancia que tiene a las uñas por campo de interpretación.

Concepto de la mano

La quiromancia incluye en su estudio no sólo la mano (dedos y palma) sino las uñas y hasta el vello como expresión de un todo.

Así pues, el puño significa la fuerza; los dedos, la relación con el exterior y la palma de la mano es el contenido subjetivo y su comunicación con el destino.


La presencia de vellos en la mano supone una manifestación de vitalidad positiva.

Los dedos están compuestos de falanges, en número de tres, excepto el pulgar que presenta dos. Las falanges para la quiromancia se cuentan de la parte superior a la inferior, de manera que la primera falange será la que tiene uña, la segunda es la del medio y la tercera la que une con la palma de la mano.

La mano consta de los llamados montes, que son los abultamientos carnosos de la palma; líneas, que pueden ser principales o secundarias, y que conforman el mundo instintivo, así como los llamados signos, que son pequeñas líneas que aparecen lo mismo en la palma que en los dedos, conformando determinadas figuras y que anuncian

sucesos eventuales, delimitan o amplían el significado de las líneas y aparecen y desaparecen. Suelen anunciar sucesos que ocurrirán en un futuro máximo de ocho meses después de su aparición.

Estos signos no tienen un significado absoluto. Los hay que pueden ser de carácter más positivo unos que otros, pero su calidad está dada por el sitio en que aparecen, sobre la línea, monte o falange del dedo.

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